Cuatro claves para mejorar No Child Left Behind

Por Michael Bennet

Hay 100 miembros en el Senado de Estados Unidos, y ellos y sus escritorios caben en una relativamente pequeña sala donde de vez en cuando  se realiza la historia. Imagine, como lo he hecho yo en ocasiones, que la cámara es un salón en una escuela y los 100 senadores son niños de familias pobres.

De nuestros estudiantes-senadores, sólo 14 serían capaces de leer correctamente por el cuarto grado—plenamente 86 no lo serían. Cuando nuestro grupo llegaría a octavo grado, sólo 12 podrían leer a nivel de grado y sólo 13 serían matemáticos de octavo grado proficientes.

Al final del grado 12, 57 de nosotros todavía estuviéramos en la escuela para graduarnos de secundaria. De nuestra clase, 19 llegarían a la universidad, con más de un tercio necesitando al menos un curso de reparación. Sólo nueve de 100 llegarían a graduarse de una universidad de cuatro años para entrar a una economía en la cual un diploma universitario se está convirtiendo en un pasaporte necesario, aunque no siempre suficiente, para llegar a la clase media.

Estos resultados reflejan una realidad muy cruel, pero sorprendentemente aceptada, en nuestro país: que la calidad de la educación depende en gran medida por el código postal en que nacemos. Les decimos a nuestros hijos que esta es la tierra de la oportunidad mientras que se les niega una de las oportunidades más fundamentales de todas. Esta es la situación brutal de los niños pobres de los Estados Unidos mientras el Congreso empieza el trabajo de arreglar la ley educacional No Child Left Behind.

Es cierto que el verdadero trabajo de reformar nuestras escuelas debe hacerse a nivel local y estatal. Pero las implicaciones morales, económicas y cívicas de un sistema que confina a los niños a una vida de pobreza e impone, como la compañía de consulta McKinsey ha tomado nota, lo equivalente a una recesión nacional permanente en nuestra economía no nos dejan más remedio que hacer un compromiso nacional para dar a todos nuestros niños la oportunidad de una educación adecuada.

En Washington, nuestro objetivo no debe imponer pero para esperar y ayudar: esperar lo máximo de educadores y estudiantes y ayudarles a que trabajen juntos para cumplir con esas expectativas. En lugar de ejercer aun mas control, debemos establecer objetivos claros y ambiciosos y apoyar los esfuerzos locales innovadores para alcanzar esos objetivos.

Como anterior superintendente de escuelas quien ha estado en la posición de recibir políticas nacidas en Washington bien intencionadas pero a menudo inútiles, creo que hay cuatro áreas claves en las cuales debemos enfocar la reforma de No Child Left Behind.

Arreglar de nuestras escuelas debe empezar con la reforma de la manera en que atraemos talento a la enseñanza. Hemos hecho un trabajo terrible contratando, apoyando y reteniendo a las personas encargadas con la difícil responsabilidad de enseñar a nuestros niños. Tenemos que traer la contratación de maestros al siglo 21 a través de la creación de un sistema de incentivos que inspira a la gente a entrar y permanecer en la profesión.

En segundo lugar, aumentar la flexibilidad local estableciendo menos estándares que sean más claros y más altos y proporcionando a maestros y escuelas el apoyo necesario para los realicen. Tenemos que crear un sistema de rendición de cuentas sensato como el modelo de crecimiento de Colorado (Colorado Growth Model), cual mide el crecimiento de estudiante y realmente nos muestra cuánto progreso estudiantes y las escuelas están logrando hacia nuestros objetivos.

En tercer lugar, estimular la innovación creando oportunidades para las personas trabajando en las escuelas probando cosas diferentes. Programas competitivos como “Race to the Top” proporcionan incentivos para que las comunidades desarrollen nuevas soluciones para viejos problemas. Debido a Race to the Top, estados han elevado sus estándares y se han cometido a arreglar las escuelas que fracasan estudiantes persistentemente.

En cuarto lugar, no podemos permitir que códigos postales de niños determinen la calidad de su educación. Somos uno de sólo tres países de la Organización para la Cooperación Económica y Desarrollo, que invierte más dinero en las escuelas más favorecidas y menos dinero en las  escuelas menos favorecidas. Tenemos que asegurarnos que nuestros escasos dólares federales vayan realmente a los niños desfavorecidos que esos dólares pretenden servir, mientras que también se fomenta gasto local más equitativo entre las escuelas.

Con NCLB, el Congreso tiene la oportunidad de comenzar el trabajo duro de cumplir la promesa que los niños en este país creen que ya hemos prometido. Viendo los resultados terribles, es hora de pasar la carga de la prueba de los que quieren cambiar el sistema a los que quieren mantenerlo igual.

Nuestro trabajo será más fácil si nosotros en el Senado reconocemos como nuestros los retos educativos de los niños en la pobreza. Como el padre de tres niñas, dudo mucho que si alguno de nosotros tendría que hacerle frente a las mismas probabilidades para nuestros propios hijos, permaneceríamos en Washington mucho tiempo. Nos apresuraríamos a casa de la cámara del Senado para asegurarnos que nuestros hijos estaban en la mejor escuela con los mejores maestros. ¿No debería haber la misma sensación de urgencia sobre la educación de todos los niños en América?

Educación Pública y Nuestra Economía


Las escuelas públicas le ha dado el poder a los Estados Unidos de cumplir su promesa a la próxima generación. Sin embargo, nuestras escuelas públicas están fallando. 1.2 millones de niños abandonan la escuela secundaria cada año. Entre países industrializados, clasificamos como el vigésimo en las tasas de graduación de la escuela secundaria. Hace cuarenta años estábamos en primer lugar. El 70 por ciento de nuestros alumnos de octavo grado no pueden leer al nivel debido.

Nuestras escuelas públicas están fallando no solo a nuestros niños, pero también nuestra economía. Necesitamos un sistema de escuelas públicas que desarrolla lideres de negocios negocio y trabajadores altamente cualificados para propulsarnos adelante en la economía mundial. Nuestra habilidad para competir y nuestra capacidad para salir de esta crisis económica dependen de transformación fundamental en la educación pública en este país.

Ahora es el momento de re-imaginar nuestras escuelas como imanes para talento, centros comunitarios e incubadoras de la innovación.

Si pensamos en grande sobre la educación, podemos empezar a imaginar edificios escolares como prototipos para la eficiencia energética y las aulas como centros de formación para trabajos la economía de energía nueva—preparando los padres y los estudiantes igualmente. Centros de salud escolares pueden crecer de una enfermera extendía entre varias escuelas a clínicas que son líderes en el cuidado de salud eficiente. Almuerzos pueden progresar de alimentación empaquetada en la cafetería a lecciones vividas en nutrición y bienestar. Nuestras escuelas pueden convertirse en lo que deberían ser—instituciones que preparan niños para ser lideres en el siglo 21.

Atraer talento

Nada hace una mayor diferencia en la vida de un estudiante que un gran maestro. Como President Obama dijo, “En una economía global donde la mayor calificación de trabajo no es lo que se puede hacer, sino lo que se sabe, nuestro profesores son la clave del éxito de nuestra nación.”

Apoyo Maestros Efectivos

  • Invertir en formación comprobada que equipa a maestros con conocimiento de materias y habilidades en manejar sus clases para que puedan tenor éxito ayudando a sus estudiantes.
  • Reestructurar la manera que pagamos maestros para recompensar su éxito y ofrecer incentivos para que permanezcan en la profesión.
  • Garantizar el desarrollo profesional continuo y de calidad que resulta en mejores resultados para los estudiantes.

Reclutamiento de Maestros Nuevos

  • Expandir trayectorias alternativas para la contratación de maestros.
  • Atraer talento de diferentes sectores, edades y grupos demográficos.
  • Replicar la formación eficaz para nuevos maestros e insistir en rigor.


Normas para el Siglo 21
Consultar con líderes en negocios y labor para informar esfuerzos sobre cuales son la habilidades más cotizadas.  

  • Actualizar las normas que reflejan las habilidades necesarias para el Siglo 21.
  • Invitar a los estados a adoptar normas nacionales voluntarios para que el público pueda medir el progresos de los estudiantes en total de año a año.
  • Pulir el sistema de medición del rendimiento para saber cuándo reformas están funcionando.
  • Dar pruebas que requieran que los estudiantes piensen y produzcan, no sólo que puedan pasar pruebas.

 
Centros para las comunidades

Mirar más allá de pruebas estandarizadas a la colaboración con padres y la comunidad y a retención de estudiantes.  

  • Empezar el aprendizaje más temprano, ser más amplio en alcance, y encorajar la participación de comunidades enteras.
  • Transformar las escuelas a centros donde se reúnen las comunidades en busca de habilidades y servicios.
  • Utilizar la capacidad única de las escuelas para ofrecer servicios de salud y apoyo.
  • Integrar salud nutricional y física en las escuelas


Incubadoras para la innovación

Las escuelas deben estar en la vanguardia de la utilización de nueva tecnología para la enseñanza y el aprendizaje.

  • Soy un copatrocinador original del acto para el fondo de innovación para escuelas secundarias (Secondary School Innovation Act), un proyecto de ley para conceder becas para implementar estrategias innovadoras para mejorar el rendimiento de los estudiantes y preparar a los estudiantes en riesgo para educación mas allá de la secundaria, enfocada en la fuerza de trabajo.
  • Tecnología puede conectar los estudiantes a recursos, profesores entre ellos mismos y puede ser importante en conectando distritos rurales, y con pocos servicios entre sí.
  • Usar la tecnología para difundir prácticas eficaces, y compartir excelente planes de lección.


Tenemos que hacer mejor, podemos hacer mejor, y en Denver se hizo progreso.

  • Entre 2005 y 2008, niños de Denver mejoraron en lectura, matemáticas, la escritura y la ciencia.
  • Cerramos escuelas que estaban fallando y abrimos escuelas nuevas.
  • Hemos implementado un sistema de pago para maestros que es innovador y que recompensa a los maestros que mejoran el rendimiento de sus alumnos y proporciona incentivos a los maestros para que vayan las escuelas más necesitadas. Logramos este cambio trabajando con el sindicato.
  • Con el liderazgo de nuestro alcalde y el consejo de la ciudad, votantes ampliaron la educación en la primera infancia. Como resultado, en 2009 hay 1,500 más niños de 4 años en programas de día completo, un incremento del 300 por ciento. Por primera vez, más de 90 por ciento de nuestros niños de 5 años van a la escuela el día completo. Investigaciones han demostrado que no hay inversión más inteligente.
  • En 2008, lanzamos un marco de rendimiento de escuela (School Performance Framework) que mide el progreso del alumno año a año en toda su carrera—cual es mejor que la medición sin sentido de una clase un año contra otra clase el próximo año.


Denver ha progresado y aún hay mucho trabajo que hacer para cambiar las probabilidades para todos nuestros alumnos. Otros distritos verán éxito similar si apoyamos los esfuerzos de reforma comprobados.

Nuestro trabajo en el Senado debería ser ayudar a la administración estimular la innovación e identificar y ampliar lo que funciona. Estoy trabajando con el Secretario de Educación Arne Duncan, mis colegas, padres, profesores, estudiantes y la comunidad para apoyar soluciones innovadoras.

No vamos a arreglar nuestras escuelas gastando más dinero en los mismos programas inadecuados. Pero debemos financiar lo que si funciona. Y ahora tenemos la inversión más grande en la historia de la educación pública para hacerlo. La recuperación (ARRA) y el presupuesto están trabajando conjuntamente para aumentar el acceso a la educación temprana. Estados y localidades pueden utilizar estos recursos para construir esfuerzos para modernizar las normas y darle vuelta a escuelas que están fallando, reducir las tasas de deserción escolar y las aumentar las tasas de graduación de la universidad.

Sabremos que lo hemos conseguido cuando veamos no sólo más estudiantes graduarse de la escuela secundaria, pero también cuando veamos más de ellos completar la universidad. Se reducirá la brecha de logro y los Estados Unidos de nuevo será el líder en logros académicos.